Origen, significado y consecuencias del uniforme escolar.
UN POCO DE HISTORIA
Existen indicios del
uniforme escolar en la Edad Media, en las escuelas de canto de occidente. Pero
el uniforme tal y como hoy lo conocemos apareció
más tarde, hacia el siglo XVI.
Contrariamente a lo que la mayor parte de la gente piensa, el origen histórico de estos uniformes está en escuelas reservadas a los más desfavorecidos, a la clase baja. Eran las escuelas de caridad y dependían de la Iglesia.
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Martín Lutero (1483-1546) |
Encontramos la semilla de este tipo de escuelas en Martín Lutero, teólogo alemán promotor de la reforma eclesiástica que propició el nacimiento de la religión protestante. A principios del siglo XVI Lutero decía lo siguiente: “Sostengo que las autoridades civiles tienen la obligación de forzar a las familias a enviar a sus hijos a la escuela […] Si el gobierno puede forzar a los ciudadanos a colgarse un fusil o una lanza, a construir murallas y hacer otro tipo de tareas materiales en tiempos de guerra, también tiene el derecho a forzar a que las familias envíen a sus hijos a la escuela, porque en este caso lo que hacemos es enfrentarnos al demonio, cuyo objetivo secreto es arrebatarnos a nuestros hombres”. Esta idea de Lutero era muy innovadora y potencialmente era muy importante, puesto que hasta el momento todas las escuelas habían sido privadas y no existía ninguna relación entre escuela y Estado, y la posibilidad de crear un sitio al que acudieran los jóvenes podía ofrecer al Estado (o a la Iglesia) la posibilidad de adoctrinar a las clases bajas en aquello que les interesara. Así es como nacieron en Alemania las escuelas de la caridad, dependientes de la Iglesia. Este tipo de escuelas “no hacían hincapié en la educación como un valor en sí mismo. Más bien insistían en la conveniencia, desde el punto vista económico y social, de instar a los niños pobres a aceptar de buen grado su posición como miembros de la clase baja” educándoles como "miembros útiles de la sociedad" [1]. Rápidamente las escuelas de caridad fueron expandiéndose a otros países europeos.
En el siglo XVIII Federico I de Prusia, retomando la idea lanzada por Lutero, creó una escuela pública dependiente del
Estado, creando el primer sistema educativo que se conoce de asistencia
obligatoria desde los 7 hasta los 17 años y con un único lenguaje oficial enfocado a formar a los jóvenes para que
fueran súbditos dóciles, obedientes y que sirvieran de manera ciega al Estado.
Este sistema educativo fue creado para
evitar las revoluciones que estaban
sucediendo en Francia. De inmediato los diferentes Estados se dieron cuenta
del enorme poder que tenía la Educación, y este sistema educativo fue exportado
rápidamente a otros países extranjeros.
En las escuelas públicas se transmitían conocimientos
sobre diferentes materias pero también la preponderancia del Estado en
detrimento del individuo, haciendo hincapié en la subordinación y la obediencia. El mismo Napoleón
Bonaparte decía: “Yo quiero formar un
cuerpo docente para poder dirigir el parecer de los franceses”.
Esta escuela pública nace a la vez que la revolución industrial
y no tardó en ponerse al servicio de la nueva ideología empresarial que
consistía “en una combinación temática de
tres elementos:

2) El elemento
impersonal, que está dado por la lucha por la supervivencia que obligará a
los trabajadores a prestar acatamiento a sus empleadores.
3) El elemento
educativo, que es aquel por el cual se recurre a la instrucción para
disciplinar a las personas y alentarlas a intensificar sus esfuerzos.”[2]
En el siglo XVIII y bajo
el pretexto de controlar la disciplina, en las escuelas públicas inglesas se
tomó el uniforme escolar que ya
había sido impuesto en las escuelas de caridad, siendo éste un elemento que reforzaba aquello que se quería transmitir
en estos centros educativos, y perdurando hasta nuestros días con un fin
semejante.
Con el uniforme escolar se transmite el sentimiento de pertenencia a un grupo, quedando en un segundo plano el
individuo. La imagen forma parte de la expresión del individuo, es una
extensión de su propio ser y cada uno viste según su personalidad. Con el
uniforme escolar se anula esta libertad
de expresión de los niños y jóvenes, imponiéndoles una indumentaria aliena a
ellos, fomentando en ellos la obediencia ciega, que hoy en día todavía es
considerada como una virtud. Es paradójico
que en una época en la que se valora tanto la atención a la diversidad en el
sistema educativo, esté tomando tanta fuerza el uniforme escolar que supone una involución, una regresión a
tiempos del pasado en los que los países estaban regidos por regímenes
políticos totalitarios.
Uno de los argumentos
más utilizados por los padres que piden a gritos el uniforme escolar es que son
cómodos. “Así todos los días sabes lo que
le tienes que poner, no tienes que calentarte la cabeza y, además, te evitas
discusiones con los niños sobre la ropa que tienen que llevar”.
La labor de los padres debe de estar en educar a
nuestros hijos desde el respeto, escuchándoles y acompañándoles en el camino que
recorrerán hasta que lleguen a una edad en la que tengan la suficiente madurez
como para vivir una vida autónoma. Y educar a los hijos desde el respeto lleva
mucho trabajo. Ellos tienen derecho a
escoger su propia imagen, a crear su
propia identidad, a decidir qué quieren llevar (el color, el diseño, etc.),
y nuestra labor debe de ser la de
escucharles y respetar su criterio, haciéndoles también respetar unos
límites que no deben de sobrepasar. Por ejemplo, está claro que el día que toca
educación física deben de llevar zapatillas de deportes porque si no se puede
lesionar, y tampoco pueden ir al cole con un disfraz de princesa o de
Spiderman.
También hay quien argumenta que muchos colectivos
(los policías, los integrantes de un equipo de fútbol, los dependientes de
muchas tiendas, etc.) llevan uniforme,
pero en la mayor parte de estos colectivos el uniforme tiene una razón
funcional. Así, es importante que cuando se juega un partido de fútbol los
jugadores vayan uniformados para distinguir los miembros de cada equipo, y en
otros colectivos (policías, dependientes, camareros, etc.) el uniforme ayuda a
identificar a estos trabajadores del resto de los ciudadanos. En una tienda de
ropa el uniforme hace que el cliente identifique rápidamente a un dependiente
al que dirigirse, evitando así confusiones, y también pasa esto con los
policías y con los miembros de otros colectivos uniformados.
Pero la diferencia entre los miembros de estos
colectivos y los niños que acuden a los centros educativos es que los primeros ofrecen
un servicio, mientras que los segundos reciben una formación no sólo en
conceptos, también en valores que hará de ellos los mejores ciudadanos.
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La princesa de Asturias y la infanta Sofía con el uniforme del exclusivo colegio privado al que van. |
¿OCULTAN LAS DIFERENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES?
Pues no. Este
argumento es ampliamente esgrimido por las directivas de los centros educativos
que implantan el uniforme, pero en realidad el uniforme es implantado por una razón corporativa. Es cierto que
el uniforme nació en las escuelas públicas inglesas, pero años más tarde se
implantó en los centros educativos privados y hoy en día en muchos países el uniforme se ha convertido en un signo de
distinción, de pertenencia a un colegio privado o concertado donde se
recibe una educación más exclusiva, diferente a la de otros centros educativos.
Así pues llevar el uniforme escolar se ha convertido en algo comparable a
llevar el famoso cocodrilo en el polo. El
uniforme escolar es una herramienta muy poderosa para el centro a la hora de publicitarse, convirtiéndose así el alumno uniformado "en una suerte de chico-anuncio: publicidad gratuita en las calles" [3].
No hace mucho una
persona que conozco salió a la calle a las 5 de la tarde, coincidiendo con la
hora de la salida del colegio de los niños. A lo largo del trayecto que hizo se
encontró con muchos niños y jóvenes que salían del colegio, una vez acabada la
jornada escolar. En algunos de ellos reconoció el colegio al que iban (dos
concertados y uno privado) gracias al uniforme escolar que llevaban. En ese
momento este conocido pensó “¿Qué más da el colegio al que van estos
niños? ¿Qué necesidad hay de etiquetarlos? Son niños con una mochila en la
espalda que vuelven del cole, no hay más”.
El uniforme escolar no puede ocultar las diferencias económicas y sociales porque existe vida más allá del colegio, y cada uno lleva una vida acorde a su poder adquisitivo. Así hay quien tiene una Nintendo y se va de viaje en cuanto tiene vacaciones, y hay quien no puede permitirse ningún extra, pero es lo que hay. A menudo los niños que no pueden permitirse ningún extra están mejor atendidos porque su padre o su madre no tiene trabajo y tienen todo el tiempo del mundo para ellos. Los niños deben de aprender a aceptar y valorar lo que tienen, y también que nadie es mejor o peor por tener más o menos dinero. Se dice a menudo que los niños son muy crueles, pero los niños son capaces de aprender cosas mucho más difíciles, yo he visto un joven con una discapacidad física y psíquica completamente arropado por todos sus compañeros, y es que lo que nos diferencia nos enriquece como personas.
Pues tampoco, porque los uniformes suelen ser caros. Según
la asociación de consumidores CEACCU el gasto medio en el
uniforme -con chándal, ropa interior, etcétera- es de 347 euros. Además, también
hay que comprarles a los niños algo de ropa de particular para los fines de
semana y las vacaciones escolares, con lo que no sale nada rentable.
¿HAY MAYOR DISCIPLINA?
No hay una mayor disciplina. Aunque el uniforme escolar fomenta la obediencia a través de la
represión (el uniforme escolar reprime y anula la voluntad de los niños de
decidir sobre su propia imagen) la
actitud de los niños no mejora a largo plazo porque todo aquello que es reprimido tiene consecuencias negativas a largo
plazo.
¿MENOR FRACASO ESCOLAR?
No existe ningún estudio serio que demuestre que el
uniforme escolar favorece el rendimiento académico.
En fin, hay quien piensa que todo esto son tonterías y
que es falso, pero es que el uniforme
escolar está muy asimilado y normalizado en nuestra sociedad. Además, forma parte de los aprendizajes ocultos.
Los aprendizajes ocultos son todo aquello que aprendemos sin ser conscientes de
haberlo aprendido, por eso muchos de los que han llevado uniforme no son
capaces de admitir lo que expongo en esta entrada, pero es que no hay mayor
ciego que el que no quiere ver.
¿Qué hay del fomento de la creatividad al permitir a los niños crear su
propia imagen? ¿Qué hay del fomento del pensamiento divergente (que discrepa, discorda o se separa)
que también se expresa en ocasiones en la imagen de cada individuo? ¿Qué hay
del fomento de la autoestima y de la iniciativa de los niños al valorar su criterio
sobre su imagen y permitiéndoles decidir? Está claro que el uniforme
escolar no tiene el por qué ser decisivo en las vidas de quien lo lleva,
nuestras vidas están llenas de vivencias y hay personas muy creativas y con una
gran autoestima que han llevado uniforme. Lo que sí que está claro es que contribuye a mermar la creatividad, la
autoestima y la capacidad de iniciativa y de autonomía, evocando “la despersonalización, lo homogéneo […] o
la ausencia de sensibilidad estética. Suele oponerse a modernidad, innovación y
juventud”[4].
En esta época de crisis, en la que los derechos de todos están cada vez más
mermados (tanto como trabajadores como ciudadanos en general) vamos por mal
camino.
Dejo aquí un fragmento de un capítulo de los siempre
mordaces Simpsons donde se hace una crítica al uniforme escolar, que militariza
e impregna de gris la vida de los jóvenes. No tiene desperdicio.
Bibliografía:
BENDIX, Reinhard. “Transformaciones experimentadas por las sociedades de
Europa occidental a partir del siglo XVIII”. En: Estado Nacional y Ciudadanía. Buenos Aires: Amorrortu, 1974.
DUCAJÚ, Maite. “El
uniforme no mejora el rendimiento escolar”. Levante-EMV. 13 de febrero de 2009.
FITOUSSI, Tali. “Petit
historique de l’uniforme scolaire en Occident”. Blog The
girl with the eye tattoo.
MARÍN GARCÍA, María Mercedes. “La narrativa de Henry Fielding y la sociedad inglesa
del siglo XVIII”. Tesis doctoral de la facultad de Filología. Dpto de
Filología Inglesa. Universidad Complutense de Madrid, 2004.
PLA SANTAMARÍA, David. “Sistemas educativos que respetan el contínuum la clave
para desterrar el fracaso escolar y vital”. Jornadas Internacionales de Educación y Crianza. La
Serrada. Alcoy.
TRILLA BERNET, Jaume. "El uniforme escolar y el maquillaje de la desigualdad". Cuadernos de Pedagogía nº 415. Septiembre de 2011.
"El equipo de Homer". Capítulo 12 de la 7ª temporada de Los Simpsons.
Otros enlaces de interés :
BENITO SEOANE, José. “Razones pedagógicas contra los uniformes escolares”. La voz de Marchena. 25 de mayo de 2011.
CABALLERO, Azucena. “Motivos
para no usar el uniforme en los colegios”. Pedagogía blanca. 27 de agosto de 2014.
FERNÁNDEZ, Jon. "Los poderes del uniforme". La Vanguardia. 12 de febrero de 2011.
LENDOIRO, Gema. “¿Uniforme escolar? No, gracias”. Blog Madre no hay más que una. 28 de agosto de 2014.
LONG, Mireia. "La obediencia es peligrosa". Bebés y más. 29 de noviembre de 2012.
MILGRAM, Stanley. "Experimento sobre la obediencia a la autoridad".
TUYA, Ch. "Da igual que vayan todos de uniforme o todos vestidos de Quicksilver". El Comercio. 27 de marzo de 2007.
LENDOIRO, Gema. “¿Uniforme escolar? No, gracias”. Blog Madre no hay más que una. 28 de agosto de 2014.
LONG, Mireia. "La obediencia es peligrosa". Bebés y más. 29 de noviembre de 2012.
MILGRAM, Stanley. "Experimento sobre la obediencia a la autoridad".
TUYA, Ch. "Da igual que vayan todos de uniforme o todos vestidos de Quicksilver". El Comercio. 27 de marzo de 2007.
[1] MARÍN
GARCÍA, María Mercedes. “La
narrativa de Henry Fielding y la sociedad inglesa del siglo XVIII”. Tesis doctoral de la facultad
de Filología. Dpto de Filología Inglesa. Universidad Complutense de Madrid,
2004.
[2] BENDIX, R. “Transformaciones experimentadas por las sociedades de Europa occidental a partir del siglo XVIII”. En: Estado Nacional y Ciudadanía. Buenos Aires: Amorrortu, 1974.
[3] TRILLA BERNET, Jaume. "El uniforme escolar y el maquillaje de la desigualdad". Cuadernos de Pedagogía nº 415. Septiembre de 2011.
[2] BENDIX, R. “Transformaciones experimentadas por las sociedades de Europa occidental a partir del siglo XVIII”. En: Estado Nacional y Ciudadanía. Buenos Aires: Amorrortu, 1974.
[3] TRILLA BERNET, Jaume. "El uniforme escolar y el maquillaje de la desigualdad". Cuadernos de Pedagogía nº 415. Septiembre de 2011.
[4] PÉREZ, Juan Antonio. “Una reflexión psicosocial”. El País, 17 de junio de 2008.
Hola Carolina. Reconozco que yo también había aceptado como argumentos lo de que son cómodos y más económicos. Gracias a tus argumentos, me he dado cuenta que estos no son buenos. El pensamiento divergente y la identidad son mucho más importantes que una cuestión práctica. Muchas gracias.
ResponderEliminarHola Cecilia. No sabes lo mucho que agradezco tu comentario y la alegría que me das con lo que me dices. Tu comentario ya ha hecho que haya valido la pena el tiempo que he empleado para escribir esta entrada en mi blog. Un abrazo.
EliminarMe alegro mucho que valores un comentario. A mí me pasó lo mismo cuando recibí el primero en mi blog. Bienvenida a los blogs y te envío mucho ánimo para seguir escribiendo.
ResponderEliminarYo también te agradezco mucho el artículo. Tengo el mismo punto de vista que tú y me ha servido para poder transmitirlo, a la vez que me he informado del origen de los uniformes que no sabía. Muchísimas gracias. :)
ResponderEliminarMuchas de nada. El problema es que es muy poco habitual ese punto de vista, la mayor parte de la gente no quiere ni oír hablar de eso, le parece muy chic que sus hijos lleven uniforme. Un abrazo.
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