jueves, 3 de septiembre de 2015

EL AZOTE DE LA CONCIENCIA

Se llamaba Aylan, era sirio, tenía 3 años y desde ayer circula por las redes la foto de su cuerpecito inerte que yace en una playa turca. Parece dormido pero no lo está, está muerto, murió ahogado buscando un sitio mejor donde vivir porque, como dice la escritora somalí Warsan Shire, "nadie pone a sus propios hijos en un barco, a menos que el agua sea más segura que la tierra". Y con esta foto se ha despertado la conciencia de millones de personas, una conciencia que tenemos anestesiada ante el aluvión de catástrofes que vemos a diario a través de los medios de comunicación. Y después de verlas siempre lo mismo, como mucho exclamamos "qué barbaridad" y seguimos con nuestra rutina de todos los días. Y es que cosas como la que le ha pasado a este niño vienen pasando desde el principio de los tiempos, pero las fotos de otros niños que mueren buscando una vida mejor no salen publicadas en los medios de comunicación en un primer plano, y ya se sabe aquello de que lo que no se ve, no existe. Pero aquí un audaz fotógrafo ha publicado la foto de este niño que ha movido la conciencia de millones de personas, provocando así una avalancha de solidaridad. No, que nadie se alarme, en un par de semanas la mayor parte de esas personas movilizadas continuarán con sus cosas y se olvidarán de este pobre niño y de muchos otros que mueren a diario asesinados por la codicia. De hecho siempre pasa con las grandes catástrofes ¿Alguien se acuerda del terremoto de Nepal y de la cantidad de dinero que se necesita para atender a quien lo han perdido todo? Muy poca gente, sobre todo lo tienen muy presente los cooperantes que están allí trabajando por ayudar a esas personas y que maldicen la falta de memoria que tenemos los del Primer Mundo, lo rápido que nos olvidamos de quien necesita nuestra ayuda. Y lo mejor de todo es la exigencia a los gobiernos para que abra las puertas a estos refugiados sirios, que digo yo que los refugiados de otros países también tienen su derecho a ser acogidos. Eso sí, que nadie toque nuestro estado del bienestar, porque el hecho de que nuestro entorno se llene de personas que necesitan comer y todo tipo de asistencia sanitaria y educativa no nos tiene que acarrear pagar más impuestos con los que el Estado pueda contratar a más médicos y docentes, y tampoco nos tiene que acarrear que donemos dinero a ONGs para que puedan comprar los alimentos que necesitan. Como mucho hacemos una donación puntual que acalla nuestra conciencia o nos inscribimos en alguna ONG donando una cantidad insignificante de dinero, calderilla para nosotros. Y es que como dice Arturo Pérez Reverte, salvo honrosas excepciones "España no soporta los primeros  planos", afirmación que puede hacerse extensible a los demás países del "Primer Mundo". Y ya lo dice el médico cooperante español Iñaki Alegría en su libro "Alegría con Gambo", compartir es dar lo que se tiene, no las sobras.

STEVE DENNIS. "Así es como su historia debería haber terminado."
Ay Aylan, en menudo fregado te hemos metido, tú que sólo querías jugar a la pelota con tus amiguitos en la calle o en el cole. Yo prefiero pensar en ti tal y como estás en la foto que adjunto aquí al lado, dormidito en la cuna o, mejor, en el regazo de tu madre, soñando con las estrellas o en que estás comiendo ese helado que tanto te gusta. Ayer fueron otros, hoy has sido tú y detrás de ti vendrán otros que dejarán su vida en el camino por alcanzar un mundo mejor. Y nosotros seguiremos con nuestra vida de todos los días, exigiendo mucho a las autoridades pero sin renunciar a nuestro estado de bienestar por nadie, comprando ropa hecha en China, India o Rumanía aun sabiendo que los trabajadores que la han hecho no tienen derechos y son explotados y, lo que es peor, sabiendo también que una parte de esa ropa está hecha por niños un poco más mayores que tú a los que se les está robando la infancia. Descansa en paz, cariño.



Enlaces de interés relacionados con la noticia:



sábado, 30 de agosto de 2014

LO QUE EL UNIFORME ESCOLAR ESCONDE

Origen, significado y consecuencias del uniforme escolar.


UN POCO DE HISTORIA
Existen indicios del uniforme escolar en la Edad Media, en las escuelas de canto de occidente. Pero el uniforme tal y como hoy lo conocemos apareció más tarde, hacia el siglo XVI.
Contrariamente a lo que la mayor parte de la gente piensa, el origen histórico de estos uniformes está en escuelas reservadas a los más desfavorecidos, a la clase baja. Eran las escuelas de caridad y dependían de la Iglesia.
Martín Lutero (1483-1546)
Encontramos la semilla de este tipo de escuelas en Martín Lutero, teólogo alemán promotor de la reforma eclesiástica que propició el nacimiento de la religión protestante. A principios del siglo XVI Lutero decía lo siguiente: “Sostengo que las autoridades civiles tienen la obligación de forzar a las familias a enviar a sus hijos a la escuela […] Si el gobierno puede forzar a los ciudadanos a colgarse un fusil o una lanza, a construir murallas y hacer otro tipo de tareas materiales en tiempos de guerra, también tiene el derecho a forzar a que las familias envíen a sus hijos a la escuela, porque en este caso lo que hacemos es enfrentarnos al demonio, cuyo objetivo secreto es arrebatarnos a nuestros hombres”. Esta idea de Lutero era muy innovadora y potencialmente era muy importante, puesto que hasta el momento todas las escuelas habían sido privadas y no existía ninguna relación entre escuela y Estado, y la posibilidad de crear un sitio al que acudieran los jóvenes podía ofrecer al Estado (o a la Iglesia) la posibilidad de adoctrinar a las clases bajas en aquello que les interesara. Así es como nacieron en Alemania las escuelas de la caridad, dependientes de la Iglesia. Este tipo de escuelas “no hacían hincapié en la educación como un valor en sí mismo. Más bien insistían en la conveniencia, desde el punto vista económico y social, de instar a los niños pobres a aceptar de buen grado su posición como miembros de la clase baja” educándoles como "miembros útiles de la sociedad" [1]. Rápidamente las escuelas de caridad fueron expandiéndose a otros países europeos.
En el siglo XVIII Federico I de Prusia, retomando la idea lanzada por Lutero, creó una escuela pública dependiente del Estado, creando el primer sistema educativo que se conoce de asistencia obligatoria desde los 7 hasta los 17 años y con un único lenguaje oficial enfocado a formar a los jóvenes para que fueran súbditos dóciles, obedientes y que sirvieran de manera ciega al Estado. Este sistema educativo fue creado para evitar las revoluciones que estaban sucediendo en Francia. De inmediato los diferentes Estados se dieron cuenta del enorme poder que tenía la Educación, y este sistema educativo fue exportado rápidamente a otros países extranjeros.
En las escuelas públicas se transmitían conocimientos sobre diferentes materias pero también la preponderancia del Estado en detrimento del individuo, haciendo hincapié en la subordinación y la obediencia. El mismo Napoleón Bonaparte decía: “Yo quiero formar un cuerpo docente para poder dirigir el parecer de los franceses”.
Esta escuela pública nace a la vez que la revolución industrial y no tardó en ponerse al servicio de la nueva ideología empresarial que consistía “en una combinación temática de tres elementos:
   1)    El elemento paternalista, que está dado por la dominación personal del señor sobre su familia y sus servidores.
   2)    El elemento impersonal, que está dado por la lucha por la supervivencia que obligará a los trabajadores a prestar acatamiento a sus empleadores.
   3)     El elemento educativo, que es aquel por el cual se recurre a la instrucción para disciplinar a las personas y alentarlas a intensificar sus esfuerzos.”[2]
En el siglo XVIII y bajo el pretexto de controlar la disciplina, en las escuelas públicas inglesas se tomó el uniforme escolar que ya había sido impuesto en las escuelas de caridad, siendo éste un elemento que reforzaba aquello que se quería transmitir en estos centros educativos, y perdurando hasta nuestros días con un fin semejante.



Con el uniforme escolar se transmite el sentimiento de pertenencia a un grupo, quedando en un segundo plano el individuo. La imagen forma parte de la expresión del individuo, es una extensión de su propio ser y cada uno viste según su personalidad. Con el uniforme escolar se anula esta libertad de expresión de los niños y jóvenes, imponiéndoles una indumentaria aliena a ellos, fomentando en ellos la obediencia ciega, que hoy en día todavía es considerada como una virtud. Es paradójico que en una época en la que se valora tanto la atención a la diversidad en el sistema educativo, esté tomando tanta fuerza el uniforme escolar que supone una involución, una regresión a tiempos del pasado en los que los países estaban regidos por regímenes políticos totalitarios.

¿CÓMODOS?
Uno de los argumentos más utilizados por los padres que piden a gritos el uniforme escolar es que son cómodos. “Así todos los días sabes lo que le tienes que poner, no tienes que calentarte la cabeza y, además, te evitas discusiones con los niños sobre la ropa que tienen que llevar”.
La labor de los padres debe de estar en educar a nuestros hijos desde el respeto, escuchándoles y acompañándoles en el camino que recorrerán hasta que lleguen a una edad en la que tengan la suficiente madurez como para vivir una vida autónoma. Y educar a los hijos desde el respeto lleva mucho trabajo. Ellos tienen derecho a escoger su propia imagen, a crear su propia identidad, a decidir qué quieren llevar (el color, el diseño, etc.), y nuestra labor debe de ser la de escucharles y respetar su criterio, haciéndoles también respetar unos límites que no deben de sobrepasar. Por ejemplo, está claro que el día que toca educación física deben de llevar zapatillas de deportes porque si no se puede lesionar, y tampoco pueden ir al cole con un disfraz de princesa o de Spiderman.
También hay quien argumenta que muchos colectivos (los policías, los integrantes de un equipo de fútbol, los dependientes de muchas tiendas, etc.) llevan uniforme, pero en la mayor parte de estos colectivos el uniforme tiene una razón funcional. Así, es importante que cuando se juega un partido de fútbol los jugadores vayan uniformados para distinguir los miembros de cada equipo, y en otros colectivos (policías, dependientes, camareros, etc.) el uniforme ayuda a identificar a estos trabajadores del resto de los ciudadanos. En una tienda de ropa el uniforme hace que el cliente identifique rápidamente a un dependiente al que dirigirse, evitando así confusiones, y también pasa esto con los policías y con los miembros de otros colectivos uniformados.
Pero la diferencia entre los miembros de estos colectivos y los niños que acuden a los centros educativos es que los primeros ofrecen un servicio, mientras que los segundos reciben una formación no sólo en conceptos, también en valores que hará de ellos los mejores ciudadanos.
La princesa de Asturias y la infanta Sofía con el
uniforme del exclusivo colegio privado al que van.
Vamos mal si nos regimos por criterios de comodidad (nuestra comodidad, la de los padres) para educar a nuestros hijos, en lugar de regirnos por criterios de idoneidad (lo idóneo para nuestros hijos).
¿OCULTAN LAS DIFERENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES?
Pues no. Este argumento es ampliamente esgrimido por las directivas de los centros educativos que implantan el uniforme, pero en realidad el uniforme es implantado por una razón corporativa. Es cierto que el uniforme nació en las escuelas públicas inglesas, pero años más tarde se implantó en los centros educativos privados y hoy en día en muchos países el uniforme se ha convertido en un signo de distinción, de pertenencia a un colegio privado o concertado donde se recibe una educación más exclusiva, diferente a la de otros centros educativos. Así pues llevar el uniforme escolar se ha convertido en algo comparable a llevar el famoso cocodrilo en el polo. El uniforme escolar es una herramienta muy poderosa para el centro a la hora de publicitarse, convirtiéndose así el alumno uniformado "en una suerte de chico-anuncio: publicidad gratuita en las calles" [3].
No hace mucho una persona que conozco salió a la calle a las 5 de la tarde, coincidiendo con la hora de la salida del colegio de los niños. A lo largo del trayecto que hizo se encontró con muchos niños y jóvenes que salían del colegio, una vez acabada la jornada escolar. En algunos de ellos reconoció el colegio al que iban (dos concertados y uno privado) gracias al uniforme escolar que llevaban. En ese momento este conocido pensó “¿Qué más da el colegio al que van estos niños? ¿Qué necesidad hay de etiquetarlos? Son niños con una mochila en la espalda que vuelven del cole, no hay más”.


El uniforme escolar no puede ocultar las diferencias económicas y sociales porque existe vida más allá del colegio, y cada uno lleva una vida acorde a su poder adquisitivo. Así hay quien tiene una Nintendo y se va de viaje en cuanto tiene vacaciones, y hay quien no puede permitirse ningún extra, pero es lo que hay. A menudo los niños que no pueden permitirse ningún extra están mejor atendidos porque su padre o su madre no tiene trabajo y tienen todo el tiempo del mundo para ellos. Los niños deben de aprender a aceptar y valorar lo que tienen, y también que nadie es mejor o peor por tener más o menos dinero. Se dice a menudo que los niños son muy crueles, pero los niños son capaces de aprender cosas mucho más difíciles, yo he visto un joven con una discapacidad física y psíquica completamente arropado por todos sus compañeros, y es que lo que nos diferencia nos enriquece como personas.
¿ES MÁS ECONÓMICO EL UNIFORME ESCOLAR QUE VESTIRLOS DE PARTICULAR?
Pues tampoco, porque los uniformes suelen ser caros. Según la asociación de consumidores CEACCU el gasto medio en el uniforme -con chándal, ropa interior, etcétera- es de 347 euros. Además, también hay que comprarles a los niños algo de ropa de particular para los fines de semana y las vacaciones escolares, con lo que no sale nada rentable.
¿HAY MAYOR DISCIPLINA?
No hay una mayor disciplina. Aunque el uniforme escolar fomenta la obediencia a través de la represión (el uniforme escolar reprime y anula la voluntad de los niños de decidir sobre su propia imagen) la actitud de los niños no mejora a largo plazo porque todo aquello que es reprimido tiene consecuencias negativas a largo plazo.
¿MENOR FRACASO ESCOLAR?
No existe ningún estudio serio que demuestre que el uniforme escolar favorece el rendimiento académico.


En fin, hay quien piensa que todo esto son tonterías y que es falso, pero es que el uniforme escolar está muy asimilado y normalizado en nuestra sociedad. Además, forma parte de los aprendizajes ocultos. Los aprendizajes ocultos son todo aquello que aprendemos sin ser conscientes de haberlo aprendido, por eso muchos de los que han llevado uniforme no son capaces de admitir lo que expongo en esta entrada, pero es que no hay mayor ciego que el que no quiere ver.

¿Qué hay del fomento de la creatividad al permitir a los niños crear su propia imagen? ¿Qué hay del fomento del pensamiento divergente (que discrepa, discorda o se separa) que también se expresa en ocasiones en la imagen de cada individuo? ¿Qué hay del fomento de la autoestima y de la iniciativa de los niños al valorar su criterio sobre su imagen y permitiéndoles decidir? Está claro que el uniforme escolar no tiene el por qué ser decisivo en las vidas de quien lo lleva, nuestras vidas están llenas de vivencias y hay personas muy creativas y con una gran autoestima que han llevado uniforme. Lo que sí que está claro es que contribuye a mermar la creatividad, la autoestima y la capacidad de iniciativa y de autonomía, evocando “la despersonalización, lo homogéneo […] o la ausencia de sensibilidad estética. Suele oponerse a modernidad, innovación y juventud”[4]. En esta época de crisis, en la que los derechos de todos están cada vez más mermados (tanto como trabajadores como ciudadanos en general) vamos por mal camino.

Dejo aquí un fragmento de un capítulo de los siempre mordaces Simpsons donde se hace una crítica al uniforme escolar, que militariza e impregna de gris la vida de los jóvenes. No tiene desperdicio.




Bibliografía:

BENDIX, Reinhard. Transformaciones experimentadas por las sociedades de Europa occidental a partir del siglo XVIII. En: Estado Nacional y Ciudadanía. Buenos  Aires: Amorrortu, 1974.

DOIN, Germán. La educación prohibida. Eulam producciones. Argentina, 2012.

DUCAJÚ, Maite. El uniforme no mejora el rendimiento escolar. Levante-EMV. 13 de febrero de 2009.

FITOUSSI, Tali. Petit historique de l’uniforme scolaire en Occident. Blog The girl with the eye tattoo.

MARÍN GARCÍA, María Mercedes. La narrativa de Henry Fielding y la sociedad inglesa del siglo XVIII. Tesis doctoral de la facultad de Filología. Dpto de Filología Inglesa. Universidad Complutense de Madrid, 2004.

PÉREZ, Juan Antonio. Una reflexión psicosocial. El País, 17 de junio de 2008.

PLA SANTAMARÍA, David. Sistemas educativos que respetan el contínuum la clave para desterrar el fracaso escolar y vital. Jornadas Internacionales de Educación y Crianza. La Serrada. Alcoy.

REDMON, Jodee. History of School Uniforms. Love to know kids.

TRILLA BERNET, Jaume. "El uniforme escolar y el maquillaje de la desigualdad". Cuadernos de Pedagogía nº 415. Septiembre de 2011.

"El equipo de Homer". Capítulo 12 de la 7ª temporada de Los Simpsons.



Otros enlaces de interés :

Contra el uniforme escolar en la escuela pública. Blog Ceros en mi puerta. 24 de enero de 2014.

BENITO SEOANE, José. Razones pedagógicas contra los uniformes escolares. La voz de Marchena. 25 de mayo de 2011.

CABALLERO, Azucena. Motivos para no usar el uniforme en los colegios. Pedagogía blanca. 27 de agosto de 2014.

FERNÁNDEZ, Jon. "Los poderes del uniforme". La Vanguardia. 12 de febrero de 2011.

LENDOIRO, Gema. ¿Uniforme escolar? No, gracias. Blog Madre no hay más que una. 28 de agosto de 2014.

LONG, Mireia. "La obediencia es peligrosa". Bebés y más. 29 de noviembre de 2012.

MILGRAM, Stanley. "Experimento sobre la obediencia a la autoridad".

TUYA, Ch. "Da igual que vayan todos de uniforme o todos vestidos de Quicksilver". El Comercio. 27 de marzo de 2007.



[1] MARÍN GARCÍA, María Mercedes. La narrativa de Henry Fielding y la sociedad inglesa del siglo XVIII”. Tesis doctoral de la facultad de Filología. Dpto de Filología Inglesa. Universidad Complutense de Madrid, 2004.

[2] BENDIX, R. “Transformaciones experimentadas por las sociedades de Europa occidental a partir del siglo XVIII”. En: Estado Nacional y Ciudadanía. Buenos  Aires: Amorrortu, 1974.

[3] TRILLA BERNET, Jaume. "El uniforme escolar y el maquillaje de la desigualdad". Cuadernos de Pedagogía nº 415. Septiembre de 2011.

[4] PÉREZ, Juan Antonio. “Una reflexión psicosocial”. El País, 17 de junio de 2008.

viernes, 29 de agosto de 2014

ISRAEL: LA TIERRA MALDITA

Porque todo tiene un por qué........ y porque hay que saber. Especialmente interesante la lectura a partir del período del mandato británico. 

Los cananeos fueron los primeros habitantes conocidos de Palestina. Durante el tercer milenio a.C. se establecieron en diversas ciudades-estado, una de las cuales fue Jericó. Desarrollaron un alfabeto a partir del cual se derivaron otros sistemas de escritura; por otro lado, su religión tuvo una importante influencia en las creencias y prácticas del judaísmo, y, más tarde, en el cristianismo y el islam.

Su localización -en el centro de las rutas que unían tres continentes- convirtió a Palestina en punto de encuentro de influencias religiosas y culturales procedentes de Egipto, Siria, Mesopotamia y Asia Menor. Fue también el campo de batalla natural de las grandes potencias de la región y estuvo sujeta a la dominación de los imperios vecinos, empezando por Egipto, en el tercer milenio a.C.

La hegemonía egipcia y la autonomía cananea padecieron durante el segundo milenio a.C. las invasiones de pueblos tan diversos como los amorreos, los hititas y los hurritas. No obstante, estos invasores fueron derrotados por los egipcios y absorbidos por los cananeos, cuyo número en esa época pudo haber ascendido hasta los 200.000 habitantes aproximadamente. A partir del siglo XIV a.C., cuando el poder egipcio comenzó a debilitarse, aparecieron nuevos invasores: los hebreos, un grupo de tribus semitas procedentes de Mesopotamia, y los filisteos (en hebreo, pelishtim), un pueblo egeo de raza indoeuropea que dio su nombre a la región.

1. El reino israelita

Las tribus hebreas probablemente emigraron a la región siglos antes de que el profeta hebreo Moisés liberara a su pueblo de la servidumbre en Egipto (1270? a.C.), y su sucesor Josué conquistara la mayor parte de Palestina (1230? a.C.). Los conquistadores se establecieron en el área montañosa del país, pero no fueron capaces de conquistar todo el territorio.

Los israelitas, una confederación de tribus hebreas, derrotaron finalmente a los cananeos alrededor del año 1125 a.C. pero no ocurrió lo mismo con los filisteos. Éstos habían establecido un Estado propio en la costa meridional de Palestina y controlaban varias ciudades al norte y al este. Con una organización militar superior y gracias al uso de armas de hierro, derrotaron severamente a los israelitas en torno al año 1050 a.C. La amenaza filistea obligó a los israelitas a unirse y a establecer una monarquía. David, el gran rey de Judá e Israel, derrotó a los filisteos poco después del año 1000, con lo que éstos últimos y los cananeos fueron finalmente asimilados.

La unidad de Israel y la debilidad de los imperios adyacentes permitió a David establecer un gran reino independiente, cuya capital fue Jerusalén. Bajo su hijo y sucesor, Salomón, Israel disfrutó de paz y prosperidad, pero a su muerte en el año 922 a.C. el reino fue dividido en dos: Israel, al norte, y Judá, al sur. Cuando los imperios cercanos reanudaron su expansión, los israelitas, divididos, no pudieron mantener durante más tiempo su independencia. Israel cayó ante Asiria en los años 722 y 721 a.C., y Judá fue conquistado en el año 586 a.C. por Babilonia, que destruyó Jerusalén y exilió a gran parte de los judíos que la habitaban.

2. El dominio persa

Se permitió a los judíos mantener su identidad nacional y religiosa en el exilio; algunos de sus mejores escritos teológicos y muchos libros históricos del Antiguo Testamento fueron escritos durante este periodo. El recuerdo de la tierra de Israel estaba patente en sus escritos. Cuando Ciro II el Grande de Persia conquistó Babilonia en el año 539 a.C. les permitió regresar a Judea, un distrito al sur de Palestina. Bajo el dominio persa los judíos recibieron una considerable autonomía. Reconstruyeron las murallas de Jerusalén y codificaron la ley mosaica, la Torá, que se convirtió en el código de la vida social y la práctica religiosa. Los judíos creían que estaban vinculados a un dios universal, Yahvé, por un pacto; de hecho, su concepto de un dios ético es quizás su contribución más grande a la civilización mundial.

3. La provincia romana

A la dominación persa de Palestina le siguió el gobierno griego cuando Alejandro III el Magno de Macedonia conquistó la región en el año 333 a.C. Los sucesores de Alejandro, miembros de la dinastía Tolemaica de Egipto y de la Seléucida de Siria, continuaron gobernando la zona. Estos últimos intentaron imponer la cultura y religión helenística (griega) a la población. En el siglo II a.C., sin embargo, los judíos, dirigidos por la familia de los Macabeos, se rebelaron y organizaron un estado independiente (141-63 a.C.) hasta que Cneo Pompeyo Magno conquistó Palestina para Roma y la convirtió en una provincia gobernada por dirigentes judíos. Durante el reinado del rey Herodes el Grande (37-4 a.C.), nació Jesucristo, la figura principal de la religión a la que da nombre.

Estallaron dos revueltas judías contra la dominación romana (del año 66 d.C. al año 73 y del año 132 al año 135), pero fueron reprimidas. Después de la segunda, la destrucción de Jerusalén y la dura represión sobre los judíos provocó su diáspora hacia otros territorios. Judea pasó a llamarse Palestina.

Palestina recibió una atención especial cuando el emperador romano Constantino I el Grande legalizó la actividad de la hasta entonces perseguida Iglesia cristiana en el año 313 d.C a través del denominado Edicto de Milán. Su madre, Elena, visitó Jerusalén, y Palestina, en tanto que núcleo principal de Tierra Santa, se convirtió en el centro de las peregrinaciones cristianas. La consecuencia de esto fue una época dorada de prosperidad, seguridad y desarrollo de la actividad cultural. La mayor parte de la población se helenizó y cristianizó. No obstante, el gobierno bizantino fue interrumpido durante una breve ocupación persa (614-629) y finalizó por completo cuando los ejércitos musulmanes conquistaron Jerusalén en el año 638 d.C.

4. El califato árabe

La conquista árabe inició 1.300 años de presencia musulmana en lo que entonces se conocía como Filastin. Palestina era un territorio sagrado para los musulmanes porque el profeta Mahoma había designado Jerusalén como la primera qibla (o quibla, dirección hacia la que los musulmanes dirigen sus plegarias; con posterioridad y hasta la actualidad, la oración debe efectuarse con los fieles orientados hacia la ciudad de La Meca) y porque se creía que había ascendido al cielo en un viaje nocturno desde el lugar donde se alzó el templo de Salomón, en el que más tarde se construyó la cúpula o mezquita de la Roca. Jerusalén se convirtió así en la tercera ciudad sagrada del islam (no hay que olvidar que la religión musulmana se separa de la judía a partir de Abraham, y que Jesús es para los musulmanes un profeta muy importante, de ahí el significado que tiene también para los musulmanes la ciudad de Jerusalén y la mezquita de la Roca).

Los gobernantes musulmanes no obligaron a los palestinos a adoptar su religión; de hecho, pasó más de un siglo antes de que se convirtiera la mayoría al islam. Los cristianos y judíos eran considerados "pueblos del Libro". Se les concedió el control autónomo de sus comunidades y se les garantizó seguridad y libertad de culto. Tal tolerancia (con raras excepciones) no ha sido habitual a lo largo de la historia de las religiones. La mayor parte de los palestinos adoptaron la cultura árabe e islámica. Palestina se benefició del comercio entre los territorios musulmanes y de su trascendencia religiosa durante el gobierno de la primera dinastía musulmana, los Omeyas de Damasco. Cuando el califato pasó a manos de los Abasíes de Bagdad en el año 750, Palestina quedó olvidada. Sufrió desórdenes y la dominación sucesiva de los selyúcidas, los fatimíes y los cruzados europeos (Ver Califato; Cruzadas). Con todo, participó del esplendor de la civilización musulmana del momento, en concreto, en lo relativo a la ciencia, el arte, la filosofía y la literatura. Con posterioridad, Palestina decayó bajo el reinado de los mamelucos y comenzó su decadencia.

5. El dominio otomano

Los turcos otomanos de Asia Menor derrotaron a los mamelucos en 1517 y, con pocas interrupciones, gobernaron Palestina hasta 1917. El país quedó dividido en varios distritos (denominados sanjaks o sanjacados), como el de Jerusalén. La administración de estos distritos se confió en su mayor parte a los palestinos arabizados, descendientes de los cananeos y de los colonizadores posteriores. No obstante, las comunidades cristiana y judía recibieron una amplia autonomía. Palestina participó del esplendor del Imperio otomano durante el siglo XVI, pero perdió toda importancia con la decadencia de éste en el siglo XVII -lo que afectó a la actividad económica en el territorio y provocó el consiguiente descenso demográfico-, que continuó hasta el siglo XIX. En esa época, las potencias europeas, en busca de materias primas y mercados, y llevadas también por intereses estratégicos, llegaron a Oriente Próximo, estimulando el desarrollo social y económico. Entre 1831 y 1840, Mehmet Alí, el virrey (pasa) de Egipto, partidario de la modernización, expandió su área de influencia hasta Palestina. Sus reformas políticas supusieron la eliminación del orden feudal, el incremento de la agricultura y la mejora de la educación. El Imperio otomano reafirmó su autoridad en 1840 e instituyó sus propias reformas. A partir de 1880 colonos alemanes e inmigrantes judíos llevaron a la zona la maquinaria moderna y el capital que la región necesitaba urgentemente.

El auge del nacionalismo europeo durante el siglo XIX, y especialmente la intensificación del antisemitismo a partir de 1880, estimuló a los judíos europeos a buscar refugio en su "tierra prometida", Palestina. El escritor y periodista Theodor Herzl, autor de El estado judío (1896), fundó la Organización Sionista Mundial en 1897 para resolver el "problema jud?o" en Europa (Ver Sionismo). Como resultado, la emigración judía a Palestina se incrementó de manera espectacular.

En 1880, los árabes palestinos constituían alrededor del 95% de una población total de 450.000 habitantes. No obstante, algunos dirigentes palestinos reaccionaron con alarma ante la emigración, la compra de terreno y las reivindicaciones judías, y desde entonces se convirtieron en inexorables opositores al sionismo.

6. El mandato británico

La promesa que los británicos hicieron a los dirigentes árabes, en especial a través de la correspondencia mantenida (1915-1916) con Husein ibn Alí -gran jerife (perteneciente a la familia de Mahoma) de La Meca-, de conceder la independencia de sus territorios tras la conclusión de la I Guerra Mundial, permitió la expulsión de los turcos de Palestina entre 1917 y 1918. Los británicos, sin embargo, no mantuvieron sus promesas a los árabes. Así, en el tratado secreto Sykes-Picot firmado con Francia y Rusia en 1916, Gran Bretaña se comprometía a dividir y gobernar la región con sus aliados. Posteriormente, a través de la Declaración Balfour (1917), Gran Bretaña garantizó a los judíos (cuyo apoyo económico necesitaban para mantener el esfuerzo bíblico) un "hogar nacional" judío en Palestina. Esta promesa se incorporó posteriormente al mandato conferido a Gran Bretaña por la Sociedad de Naciones en 1922.

Durante su mandato (1922-1948) los británicos encontraron difícil reconciliar las promesas hechas a ambas comunidades. Las organizaciones sionistas mantuvieron la emigración judía a gran escala y algunos hablaron de la constitución de un Estado judío en toda Palestina. Esta actitud provocó el rechazo de los palestinos, temerosos de ser desposeídos de sus territorios por los sionistas; hubo ataques antisionistas en Jerusalén (1920) y Yafo (1921). En 1922, una declaración británica rechazó las reivindicaciones sionistas sobre toda Palestina y limitó la inmigración judía, pero reafirmó el apoyo al "hogar nacional judío". Los británicos propusieron establecer un consejo legislativo, pero los palestinos rechazaron este consejo por considerarlo discriminatorio.

Después de 1928, cuando la inmigración judía se incrementó ligeramente, la política británica a este respecto osciló bajo las conflictivas presiones arabe-judías. La afluencia de judíos procedentes de Europa central aumentó bruscamente tras la llegada del régimen nazi a Alemania en 1933; así, en 1935 casi 62.000 judíos entraron en Palestina. El temor a la dominación judía fue la principal causa de la revuelta árabe que estalló en 1936 y continuó intermitentemente hasta 1939. En esa época Gran Bretaña había restringido de nuevo la inmigración y la adquisición de tierras por parte de los judíos.

7. El periodo posterior a la II Guerra Mundial

La lucha por el control de Palestina, que se mitigó durante la II Guerra Mundial, se reanudó en 1945. Los horrores del Holocausto despertaron la simpatía mundial por los judíos europeos y por el sionismo, y, a pesar de que Gran Bretaña aún rechazaba admitir a los 100.000 judíos supervivientes en Palestina, muchas víctimas de los campos de concentración nazis consiguieron entrar ilegalmente. Varios planes para resolver el problema palestino fueron repudiados por ambas partes. Finalmente, los británicos declararon el mandato impracticable y traspasaron el problema a la recién creada Organización de las Naciones Unidas (ONU) en abril de 1947. Judíos y palestinos se prepararon para un enfrentamiento.

Aunque los palestinos superaban a los judíos en número (aproximadamente 1.300.000 frente a 600.000 respectivamente), éstos últimos estaban mejor preparados. Tenían un gobierno semiautónomo, dirigido por David Ben Gurión, y su milicia, la Haganá (Fuerza de Defensa Judía), estaba bien entrenada y tenía experiencia. Los palestinos, por otra parte, nunca se habían recobrado de la fallida revuelta árabe, y la mayoría de sus dirigentes estaban en el exilio. El muftí de Jerusalén, su principal portavoz, se negó a aceptar el plan de la ONU elaborado en noviembre de 1947 y que establecía la división de la zona en dos estados, uno árabe y otro judío, mientras que los judíos lo aceptaron. En la lucha militar posterior, fueron derrotados los palestinos.

El Estado de Israel fue establecido el 14 de mayo de 1948. Cinco ejércitos árabes, que acudían en ayuda de los palestinos, atacaron Israel inmediatamente. Las fuerzas hebreas derrotaron a los contingentes militares árabes, e Israel amplió su territorio. Jordania, por su parte, se anexionó la orilla oeste del río Jordán y Egipto ocupó la franja de Gaza.

La guerra condujo al exilio a 780.000 palestinos, temerosos de las posibles represalias o expulsados ante la llegada de los inmigrantes judíos procedentes de Europa y del mundo árabe. Los palestinos se distribuyeron por los países vecinos, en especial Jordania, donde mantuvieron su identidad nacional y el deseo de regresar a su patria. En 1967, durante la guerra de los Seis Días librada entre Israel y los países árabes vecinos, Israel conquistó Cisjordania y la franja de Gaza, además de otras áreas.

En 1993, tras décadas de conflictos violentos entre palestinos e israelíes, los dirigentes de cada bando aceptaron la firma de un histórico acuerdo de paz. Yasir Arafat, dirigente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), y el primer ministro israelí Isaac Rabin se reunieron en los Estados Unidos el 13 de septiembre de 1993, para firmar el acuerdo de paz para la región. El plan contemplaba la autonomía de los territorios ocupados por Israel, que debía iniciarse en la franja de Gaza y Jericó. La administración palestina sobre parte de estas áreas comenzó en mayo de 1994. Las elecciones celebradas en los territorios autónomos palestinos reafirmaron la dirección de Yasir Arafat y de la OLP, pero las actitudes intransigentes de extremistas judíos (asesinato del primer ministro israelí Isaac Rabin en noviembre de 1995) y del grupo palestino Hamas (que ha llevado a cabo atentados terroristas indiscriminados en las principales ciudades de Israel) han puesto varias veces en peligro todo lo acordado en ese primer tratado de paz global y todos los que le siguieron.

En ese contexto de avance hacia la plena pacificación de la región, a finales de octubre de 1999 (con cinco años de retraso) los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania bajo control de la Autoridad Nacional Palestina quedaron unidos a través de una carretera de 44 kilómetros de longitud que atraviesa territorio israelí desde el puesto de Erez (al norte de la franja de Gaza) hasta la ciudad autónoma de Tarqumiyah (en Cisjordania). Su apertura supuso el fin de la incomunicación que habían sufrido durante años tres millones de palestinos de ambos sectores ocupados por Israel en 1967.



"Palestina", Enciclopedia Microsoft Encarta Online 2004.

PARA ABRIR BOCA...

Si hay un libro que, sin ninguna duda, considero que hay que tener es "Meditaciones"(*). Escrito por Marco Aurelio, conocidísimo emperador del imperio romano en el siglo II d.C., entronca con la corriente filosófica del estoicismo. 

A continuación muestro un extracto del mismo: 

1. ¿Te distrae lo que ocurre en el exterior? Roba tiempo para aprender algo bueno y deja de dar vueltas. (Libro II, 7). 

2. Nadie pierde otra vida que la que vive, y no se vive más vida que la que se pierde, aunque vivieras tres mil años o treinta mil. (Libro II, 14). 

3. No malgastes lo que te queda de vida conjeturando sobre los demás, a no ser que busques un bien común. Pues imaginar qué pueden estar haciendo y por qué, qué están pensando y qué planean, te aturde y te aparta de tu guía interior. (Libro III, 4). 

4. Venera tu capacidad crítica. De ella depende que tu guía interior opine según la naturaleza y la razón. (Libro III, 9). 

5. La gente se suele retirar al campo, a la costa o a la montaña. Tú mismo lo deseas a menudo. Pero es un tanto ingenuo, pues en cualquier momento te puedes retirar en ti mismo. (Libro IV, 3). 

6. No juzgues las cosas como lo hace el insolente o como quiere que lo hagas. Examínalas tal y como son. (Libro IV, 11). 

7. No actúes como si fueras a vivir diez mil años. Lo inevitable pende sobre ti. Mientras vivas, mientras sea posible, sé un hombre de bien. (Libro IV, 17). 

8. Cuánto tiempo libre gana quien no mira lo que dice, hace o piensa el vecino, y sólo se preocupa de que sus propios actos sean justos y buenos. (Libro IV, 18). 

9. Quien se preocupa por su fama póstuma se olvida de que quienes le recuerden también morirán pronto; también aquellos que los sucedan. (Libro IV, 19). 

10. Lo bello, para serlo, no necesita de elogios: se basta a sí mismo. (Libro IV, 20). 

11. Examina los principios que guían a los sabios y descubre qué evitan y qué persiguen. (Libro IV, 38). 

12. El tiempo es como un río donde los acontecimientos son como una corriente impetuosa. Apenas se entrevé una cosa, ya es arrastrada; y también lo será la que ocupa su lugar. (Libro IV, 43). 

13. Corre siempre por el camino más corto: el que está de acuerdo con la naturaleza. (Libro IV, 51). 

14. Cuando por la mañana te cueste trabajo despertar, ten presente este pensamiento: "Me despierto para llevar a cabo mi tarea como hombre". (Libro V, 1). 

15. Haz acopio, pues, de aquellas [cosas] que dependen únicamente de ti: sinceridad, dignidad, fortaleza, moderación frente a los placeres, resignación ante el destino, necesidad de poco, bondad, libertad, sencillez, seriedad en los propósitos, grandeza de ánimo.(Libro V, 5). 

16. No te enfades, abandones, ni pierdas la paciencia, si a menudo no consigues actuar de acuerdo con principios rectos. Más bien, después de un fracaso, vuelve a intentarlo de nuevo y alégrate si la mayor parte de tus acciones son dignas de un ser humano. (Libro V, 9). 

17. Tu inteligencia será lo que la hagan tus ideas, pues el alma se impregna de las ideas. (Libro V, 16). 

18. Sólo los locos persiguen lo imposible. Imposible es que los malos no cometan maldades. (Libro V, 17). 

19. Ser un hombre afortunado significa que se tiene una buena fortuna, y una buena fortuna son las buenas inclinaciones del alma, los buenos impulsos, las buenas acciones. (Libro V, 37). 

20. Una buena manera de defenderte de ellos es no parecerte a ellos. (Libro VI, 6). 

21. Cuando te apremien las circunstancias y te encuentres preocupado, vuelve enseguida a ti mismo y no te alejes de tu propio ritmo más tiempo del necesario. (Libro VI, 11). 

22. Se niegan a hablar bien de sus contemporáneos, con los que conviven, pero anhelan ser elogiados ellos mismos por los que han de venir después, a quienes no han visto ni verán jamás. (Libro VI, 18). 

23. Si algo te es difícil de realizar, no supongas por ello que es imposible. Piensa que, si algo es humanamente posible y propio, tú lo puedes lograr. (Libro VI, 19). 

24. Si alguien me rebate y da pruebas de que pienso o actúo incorrectamente, con gusto cambiaré, pues busco la verdad, que nunca ha perjudicado a nadie. Por el contrario, el que sufre daño es el que permanece en su propio engaño e ignorancia. (Libro VI, 21). 

25. ¡Qué cruel es no permitir a los hombres que se conduzcan según lo que les parece conveniente y ventajoso! (Libro VI, 27). 

26. El que ha visto lo presente, lo ha visto todo: lo que hubo en el pasado indefinido y lo que habrá en el futuro interminable, pues todo tiene el mismo origen, todo tiene el mismo aspecto. (Libro VI, 37). 

27. ¿Acaso te enfadas por no pesar trescientas libras? Haz lo mismo con el número de años que te toca vivir: igual que estás satisfecho con la parte de materia que te toca, haz lo mismo con el tiempo. (Libro VI, 49). 

28. Intenta persuadirlos, pero cuando la razón de la justicia así lo exija, obra a pesar suyo. Sin embargo, si alguien emplea la violencia para oponerse, recurre a la amabilidad y al buen humor. (Libro VI, 50). 

29. Acostúmbrate a escuchar con la mayor atención lo que se te dice. (Libro VI, 53). 

30. Recuerda que cambiar de camino, seguir a quien te coloca en la dirección correcta, no significa perder libertad: cambiar es una acción tuya, que precisa tu impulso, tu decisión y también tu inteligencia. (Libro VIII, 16). 

31. Habla, en cualquier lugar, con claridad y sin afectación. Emplea un lenguaje sano. (Libro VIII, 30). 

32. Aceptar sin orgullo, renunciar sin apego. (Libro VIII, 33). 

33. Cada uno disfruta a su manera. La mía es conservar mi guía interior en buena disposición, sin volver la espalda a ningún ser humano ni a los sucesos que les afectan, sino mirar todo con buenos ojos, aceptándolo, y emplear cada oportunidad según su valor. (Libro VIII, 43). 

34. ¿Quieres que te alabe quien a sí mismo se maldice constantemente? ¿Quieres agradar a quien no se agrada? ¿Se puede gustar a sí mismo quien se arrepiente de casi todo lo que hace? (Libro VIII, 53). 

35. Aunque estamos en el mundo los unos por los otros, el guía interior de cada uno es independiente; en caso contrario el mal de los demás también será mi mal. Pero dios no lo quiso y mi desdicha no depende de los demás. (Libro VIII, 56). 

36. El que tiene miedo de morir, o teme la insensibilidad o teme sentir de otra forma. Si la sensibilidad desaparece, no notarás ni el menor mal; y si tienes una sensibilidad diferente, serás un ser diferente y estarás vivo. (Libro VIII, 58). 

37. Los hombres existen unos por otros: instrúyelos o sopórtalos. (Libro VIII, 59). 

38. Entra en el interior de los demás y permíteles también entrar dentro de ti. (Libro VIII, 61). 

39. A menudo se es injusto por omisión, y no sólo por acción. (Libro IX, 5). 

40. Borrar la imaginación, reprimir el impulso, apagar el deseo, mantener el autocontrol. (Libro IX, 7). 

41. Hoy he escapado de los estorbos, o mejor, los he expulsado, pues en realidad estaban dentro de mi: eran mis opiniones. (Libro IX, 13).

42. No en el sentir, sino en la acción. Allí, para el ser racional y social, están el bien y el mal, la virtud y el vicio. (Libro IX, 16). 

43. Cuando imaginan herirte con sus críticas o favorecerte con sus elogios ¡cuánta pretensión! (Libro IX, 34). 

44. Perder sólo es cambiar. Y la naturaleza universal disfruta con el cambio. (Libro IX, 35). 

45. Ya no discutas más qué es un hombre bueno: sé uno. (Libro X, 16). 

46. O vives en el mundo y te has acostumbrado, o te has ido porque querías, o has muerto y tu misión ha terminado. No hay nada más: ten buen ánimo. (Libro X, 22). 

47. Piensa constantemente que todo lo que ocurre ya ha sucedido en el pasado y volverá a ocurrir. (Libro X, 27). 

48. Cuando tropieces con una falta ajena, vete y busca qué falta parecida cometes tú, por ejemplo creer que el dinero es un bien, o el placer o la fama, y otras similares. (Libro X, 30). 

49. Vivir siempre la mejor vida. Es posible si nuestra alma permanece indiferente ante las cosas indiferentes. (Libro XI, 16). 

50. Si no es conveniente, no lo hagas; si no es cierto, no lo digas. Sé dueño de la iniciativa. (Libro XII, 17). 


(*) MARCO AURELIO. Meditaciones. Editorial Gredos, S.A. Madrid, 1999.